Puede parecer extraño que los mismos asientos que nadie quiere en el avión, y que muy pocos reservan, sean los mejores. Es decir, los más seguros. Y, sin embargo, es precisamente así.
Solemos reservar nuestro asiento en el avión pensando en nuestra comodidad, en lo cerca que estamos de la ventanilla para observar las vistas o en lo rápido que podremos desembarcar del aparato al aterrizar. Pero hay otro parámetro a tener en cuenta: la seguridad. Y los lugares más seguros son precisamente los que nadie querría tener.
Una investigación del periódico Time analizó los datos de accidentes aéreos de los últimos 30 años. Y, a partir de estos datos, trataron de estudiar cuáles son los asientos más seguros de un avión. Es decir, aquellos en los que la tasa de mortalidad es menor en caso de accidente.
El resultado es que los asientos de delante, los de primera clase, no son los más seguros. Tampoco lo son los situados cerca de las ventanillas o en las alas. Por el contrario, los asientos más seguros son los situados cerca del pasillo, en la parte trasera del avión.
La razón es sencilla: si un avión se estrella contra el suelo, los pasajeros más seguros son los que están más alejados de las partes exteriores. Y entre las distintas partes del avión, el morro es la primera en chocar contra el suelo. La diferencia entre los asientos del centro del avión (44% de mortalidad en caso de accidente) y los de la parte trasera (sólo 28%) es que los de las alas corren más riesgo debido al combustible.
El medio de transporte más seguro de todos es el avión. Para entender lo seguro que es volar, basta con dar una cifra. La probabilidad de morir en un accidente de tráfico en un coche es de 1 entre 102. En un avión, en cambio, es de 1 entre 205552. En un avión, en cambio, son de 1 entre 205552.
Yuniet Blanco Salas